Historia de la Catedral de Sevilla

España es un país rico en cultura y cuenta con grandes obras arquitectónicas que vale la pena conocer y visitar si se tiene la oportunidad.
Uno de los monumentos más famosos a nivel nacional, como también mundialmente es la Catedral de Sevilla, uno de los hitos más importantes de la ciudad andaluza y el templo de estilo gótico más grande del mundo.
Asimismo, la Unesco la declaró en 1987 Patrimonio de la Humanidad en conjunto con el Real Alcázar y el Archivo de Indias, ya que conviven los tres monumentos en un mismo espacio y conforman un majestuoso ejemplo de las grandes etapas históricas de la ciudad de Sevilla. Sin duda, es una visita obligatoria para todos aquellos que visiten la ciudad, consigue tus entradas en Oway Tours, incluye visita guiada.
Los orígenes de la Catedral de Sevilla
A finales del siglo XII, durante la administración musulmana, el califa Abú Yuqub Yusuf ordenó construir una gran mezquita en la ciudad de Sevilla, en los mismos terrenos que actualmente ocupa la catedral. Mandó levantar también el alminar que más tarde se convertiría en la famosa, el Patio de los Naranjos que todavía hoy se conserva. El laborioso trabajo de construcción se prolongó desde 1172 hasta 1198, aunque se inauguró ya en 1182.

Hoy en día, la icónica Catedral de Sevilla se considera, sobre todo, uno de los testigos más importantes de la época almohade en su apogeo, gracias al cual podemos conocer en mayor profundidad sus orígenes árabes.
Posteriormente, en 1248, tras la conquista de la ciudad por los cristianos, Fernando III de Castilla mandó consagrar la Gran Mezquita, y fue a partir de 1402 cuando esta pasó a ser la iglesia de Santa María de la Sede y catedral de la ciudad.
Cabe remarcar, que a pesar de las modificaciones y ampliaciones que sufrió la actual catedral, la Giralda escapó de la destrucción y pasó de ser el minarete de la Gran Mezquita, a convertirse en un campanario que, en el siglo XVI, se coronó con una estatua de bronce que simboliza la fe cristiana. Además, no tan solo la Giralda es herencia directa de la etapa de la catedral como mezquita, sino que el Patio de los Naranjos también se conservó, y hoy en día pueden visitarse los hermosos jardines que aguardan en su interior.
El interior de la catedral
La Catedral de Sevilla cuenta con 10 puertas: la Puerta de la Asunción, es la principal del templo y la Puerta del Perdón, la más antigua de todas y la única que se conserva de la vieja mezquita almohade.
En su interior, la catedral consta de cinco naves, la central de 36 m de altitud y la del crucero de 40 m son las más altas. Entre las numerosas capillas y altares, la que es considerada como la más importante e imponente es la Capilla Real, en la cual se halla la imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad. Además, en esta capilla descansan los restos de numerosos monarcas, Fernando III, Alfonso X El Sabio o Pedro I “El Cruel”, entre otros.
Cabe mencionar, también, el Retablo Mayor situado en la nave central de la catedral, pues es una gigantesca
obra de arte de casi 400 m cuadrados de superficie, y es considerado el más grande de la cristiandad. Se llevó a cabo a lo largo de más de 80 años, está elaborado de madera policromada y consta de un conjunto de 44 relieves y más de 200 figuras de santos. Asimismo, justo al lado de la Capilla mayor, se encuentra la tumba de Cristóbal Colón.
No cabe duda de que el legado arquitectónico de la Catedral de Sevilla es incomparable, pero no puede obviarse tampoco el rico patrimonio artístico que llena sus paredes, donde se pueden observar obras de Murillo como El retrato de San Fernando, El bautismo de Cristo o la Inmaculada, y de Francisco de Goya, Santa Justa y Rufina.